El Greco
realizará en Venecia un trabajo de asimilación de la pintura renacentista, como
se observa en sus obras.
En las
tertulias que tenía Fulvio Orsini en el Palacio Farnesio acudían eruditos de
diversas nacionalidades, entre los que destacaba el español Don Luis de
Castilla, joven clérigo e hijo del deán de la catedral de Toledo, cuya estancia
en Roma está documentada entre 1571 y 1575, convirtiéndose en amigo y defensor
del artista durante toda su vida, hasta el punto que participó como albacea en
su testamento. Hacia 1575 Doménikos empezaría a considerar su marcha a España;
en primer lugar, por las posibilidades existentes para trabajar debido a la
construcción delMonasterio de El Escorial, en cuya decoración estaban participando pintores romanos
como Tibaldi o Zuccaro.
su próximo destino es la Península Ibérica, adonde llegaría en 1577
pasando una temporada por la Corte madrileña para después trasladarse a Toledo,
donde recibirá sus dos primeros encargos: el Expolio de Cristo y los retablos del convento de Santo Domingo el Antiguo,
siendo el cliente en ambos casos la misma persona: don Diego de Castilla, el
deán de la catedral toledana y padre de don Luis. Los documentos relacionados
con ambos encargos indican que El Greco estaba en Toledo de paso, teniendo en
mente intentar triunfar de nuevo en Madrid. Ésta sería la razón por la que
realiza una serie de obras para el rey Felipe
II: la Alegoría de la Liga
Santa y el Martirio de San
Mauricio.
Fernando Botero
Pintor,
dibujante y escultor colombiano, en el que la monumentalidad, el humor, la
ironía y la ingenuidad se combinan con un admirable dominio del oficio y gran
talento. Nacido en Medellín en 1932, inicia su actividad artística en 1948 como
ilustrador del periódico El Colombiano, al tiempo que participa en su primera
exposición conjunta Exposición de Pintores Antioqueños, Medellín 1948. Tres
años más tarde se traslada a Bogotá y celebra su primera exposición individual.
En 1952
viaja a España y sigue estudios en la Academia de San Fernando de Madrid, al
tiempo que asiste al Museo del Prado donde estudia y copia la obra de Diego
Velázquez y Francisco de Goya. Entre 1953 y 1955 viaja a Francia, Italia y
estudia en Florencia pintura al fresco, tras su regreso en 1955, permanece un
año en Bogotá (donde su obra no tuvo buena acogida), otro año en México (conoce
a Rufino Tamayo y José Luis Cuevas) y en 1957 visita Estados Unidos. Allí
celebra su primera exposición individual en la Pan-American Union de Washington.
A los 26 años es nombrado profesor de pintura en la Escuela de Bellas Artes de
la Universidad Nacional de Bogotá, en 1960 se instala en Nueva York y en 1973
fija su residencia definitivamente en París. En principio sus obras revelan
cierta admiración por el muralismo mexicano y la pintura del renacimiento
italiano (Partida, 1954), pero más tarde estas influencias van desapareciendo
en favor de un personalísimo estilo, en el que las figuras engordan y se deforman hasta cubrir en buena parte el
lienzo, los cuadros de esos años denotan la influencia del surrealismo.
La historia del arte (Autorretrato con Luis XIV visto por Rigaud, 1973),
la vida burguesa (Escena familiar, 1969), la cultura colombiana (Baile en
Colombia, 1980) y los personajes históricos (Luis XIV y María Antonieta en
visita a Medellín, Colombia, 1990) constituyen a lo largo de su carrera las
principales fuentes de inspiración, de una dilatada y variada producción en la
que abundan paisajes, retratos y escenas costumbristas. Sus primeras pinturas
muestran una pincelada suelta y concreta, pero poco a poco ésta se empasta, al
tiempo que las perspectivas y las figuras se hacen arbitrarias en función de la
importancia que tengan en la representación. Óleo, acuarela, pastel, sanguina o
lápiz son manejados con gran destreza a lo largo de su obra.